Me llevé una pésima sorpresa cuando me enteré de que agrupaciones virulentas y anti-LGBT+ como Inter Religious Council of Uganda habían recibido cerca de 134 mil libras esterlinas en ayuda humanitaria de parte del gobierno británico.
No comparto la opinión de que parte de los recursos financieros británicos lleguen a manos de agrupaciones extranjeras anti-LGBT+.
En el caso de Uganda, es probable que este dinero haya sido parte importante de la votación que ese país realizó para aprobar leyes extremadamente represoras contra las personas LGBT+.
El Reino Unido ha logrado algunos avances en materia de igualdad para las personas LGBT+, por lo que parece contradictorio otorgar ayuda financiera a agrupaciones con objetivos que el país no comparte.